domingo, 12 de marzo de 2017

TODO ESTÁ CONECTADO: ESCUCHAR EL GRITO DE LOS POBRES. CONSTRUIR JUSTICIA PARA LA TIERRA

Este fue el tema de las Jornadas del ÁREA DE SOLIDARIDAD DE CONFER que tuvieron lugar del 24 al 26 de Febrero y a las que desde nuestra familia congregacional de FMMDP asistimos Mª Reyes Rodríguez, Mª Inés Vásquez, Jesús Gallego y Mercedes Esquinas. Intentamos aquí hacer una breve síntesis de lo allí vivido.

Ya se pueden consultar y descargar, desde la web de CONFER, algunos de los documentos y vídeos de las Jornadas .    

Se trataba de releer la vida desde el paradigma de la interdependencia: Todo está conectado. En las distintas ponencias e intervenciones, se analizaron las claves de este entramado global:

Vivimos en un mundo regido por una economía especulativa que no responde a la economía real productiva sino que se mide en términos de crecimiento del PIB o en datos macroeconómicos y no en la situación de las personas, de las que una gran mayoría queda fuera de este crecimiento financiero, porque lo que crece es la desigualdad –nunca tan grande como ahora- entre  ricos y pobres.
La producción no está ligada a las necesidades vitales, se produce pobreza y exclusión, excedentes humanos, mercantilización del trabajo y de los recursos naturales, de la tierra, el agua, las patentes biológicas…


El ritmo de extracción y consumo de estos recursos ya no es sostenible, el planeta se agota y tampoco es capaz de absorber tantos residuos que generamos. Nuestro estilo de vida depende en gran medida del petróleo y sus derivados: gasolinas, plásticos, etc. y ya no alcanza para satisfacer toda la demanda, sin contar con la contaminación que ocasiona a todos los niveles.

Un mundo fracturado que provoca insatisfacción, vacíos, miedos, conflictos bélicos, desastres ¿naturales?  y violencia. El desarraigo de la economía destruye las relaciones sociales de las personas y de los pueblos.

A partir del análisis, constatamos que no somos neutrales: en este mundo vivimos y somos parte de la solución o del problema. Es imprescindible un nuevo paradigma, un cambio en el modo de vida y transformar el modelo de desarrollo, porque en la causa de todo está la creciente demanda de recursos. Y se da la circunstancia de que los que menos consumen y menos contaminan, sufren las consecuencias de los que lo hacemos en mayor medida.

Hemos de “Escuchar el grito de los pobres y construir justicia para la Tierra”. Porque el Reino de Dios empieza por los últimos. No podemos dejar a nadie atrás ni fuera. El empoderamiento de las mujeres es imprescindible para que la pobreza deje de ser femenina y la reivindicación feminista es particularmente importante dentro de la propia Iglesia.


Necesitamos creer que pueden cambiar las cosas. Necesitamos una comprensión nueva, cambiar nuestra imagen de Dios y del mundo, comprender éste como un todo, un cuerpo ecológico colectivo, creativo, generador. Dios apuesta por la Tierra, la ética de Dios es la ética del cuidado y es esta ética la que hemos de vivir y promover. Necesitamos vivir en austeridad y sobriedad, en y por solidaridad, por respeto a la naturaleza y a la vida, porque el progreso tiene límites. Necesitamos, en definitiva, un cambio de vida desde el interior, desde el corazón. Pero trabajando con otros/as, en actitud de apertura y fraternidad,  porque las soluciones a la injusticia tienen que formar parte también del entramado global y porque no basta que cada uno/a sea mejor para resolver una situación tan compleja como la que afronta el mundo actual.

Finalmente, ahondando en este ámbito de la acción comunitaria y en red, tuvimos la oportunidad de conocer experiencias muy interesantes de vida  y consumo alternativo que se están haciendo y que animan a la esperanza.

Así, en el Monasterio de Poblet han aprendido adisminuir su consumo de agua, con unriego más eficiente y utilizando plantas autóctonas que necesitan muy poco agua, además de aprovechar el agua de lluvia de sus tejados para el riego. También aprovechan la energía solar y en 10 años han amortizado la inversión económica que realizaron en placas fotovoltaicas, sus farolas aprovechan esa energía y en otros puntos usan leds (con un mínimo consumo). Han disminuido sus residuos consumiendo más productos a granel o envases muy grandes para disminuir el número de  envases al máximo, utilizando los residuos orgánicos para fabricar compost como abono.



Además se nos invitó a una semana de conversión ecológica en verano, para practicar (que no teorizar) otro estilo de vida, de alimentación, limpieza, consumo…

La proyección del documental. “Mañana” dio pie a Red de Transición a presentar otras alternativas como los bancos de tiempo, monedas locales para favorecer el consumo cercano y evitar las transnacionales, empresas alternativas de energía eléctrica, banca ética (Fiare o Triodos bank)…



Si, es necesario avanzar rápido, las comunidades cristianas podemos, como en Poblet, marcar otros caminos, cambiando muchos hábitos y rutinas en orden a dar respuesta al reto  del deterioro ambiental. Porque, como dice el Papa: “En el corazón de este mundo sigue presente el Señor de la vida (…). Él no nos deja solos, porque se  ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos”(L.S. 245).