martes, 30 de octubre de 2012

El Poder de la Alfabetización: Testimonios de Irak

“Yo estaba triste y desesperado al ver que los demás niños de mi edad iban a la escuela… Los días pasaban y yo seguía trabajando en el lavadero de coches, mirando las palabras escritas en las ventanillas de los autos sin alcanzar a entender su significado”, afirma Muath. Muath, uno de los 50 estudiantes recién alfabetizados que participan en los programas de alfabetización de la UNESCO en Irak, se expresa por primera vez en el libro El poder de la alfabetización: Testimonios de Irak. Este volumen publicado por la UNESCO es una antología de testimonios y tributos a la importancia de la alfabetización y ofrece ejemplos concretos de los cambios positivos que ésta puede generar en la vida de las personas.



El aislamiento que sienten los individuos a los que la necesidad económica ha privado de instrucción básica quedó resumido en las palabras de Ahmed, que dijo sentirse “…como un ciego que sólo se ve a sí mismo pero no a las cosas que le rodean”. 

La ceguera como metáfora del analfabetismo es un tema recurrente en estos testimonios. Taima habla de la humillación que sintió en el hospital, donde era “…como una ciega que apenas podía ir a ninguna parte”, porque era incapaz de leer los letreros de orientación: “En una ocasión fui al oftalmólogo y le dije que los ojos me dolían por la noche y el médico me gritó: ‘Yo no soy oftalmólogo, soy dentista’

Más que de una mejora de su situación, los alumnos hablan de “una nueva vida”. Sumaea, una discapacitada de 65 años, quería aprender a leer para distraerse durante su enfermedad; tras haber aprendido a leer y escribir, ha llegado a la conclusión de que “ahora la lectura es mi amiga y siempre la disfrutaré”. Rand describe el periodo de su vida en que era analfabeta como “una era de oscuridad” que ha dejado tras de sí y, en sus propias palabras, ahora se siente “como una ciega que ha recuperado la vista”. Wassan llega incluso a describir el analfabetismo como un espíritu maligno que el aprendizaje ha exorcizado: “el fantasma del analfabetismo ya desapareció”. 

Las dimensiones del analfabetismo en Irak siguen siendo un problema: la tasa nacional se calcula en el 22% de la población y las mujeres de las zonas rurales están particularmente afectadas, debido a la carencia de infraestructuras. Pero en los últimos años el Ministerio de Educación ha puesto en marcha políticas de gran escala, al asociarse con la UNESCO a fin de cumplir los objetivos de la Educación para Todos (EPT). 

El Ministerio y las ONG de ámbito nacional han venido sensibilizando a la opinión pública acerca de la importancia de la alfabetización, mediante actividades tales como la premiación de alumnos que se han destacado en el aprendizaje básico, anuncios de televisión y labores de difusión en las comunidades más vulnerables de las zonas rurales desfavorecidas.

La experiencia de la UNESCO en la creación de infraestructuras, con miras a satisfacer las necesidades educativas en situaciones posteriores a conflictos, complementa la labor del gobierno iraquí, con proyectos como la Iniciativa de Alfabetización: Saber para Poder (LIFE, según sus siglas en inglés), en la que la UNESCO aporta asesoramiento y competencias, y elabora el material didáctico y los planes de estudio. Asimismo, la Organización ha contribuido a la creación de cuatro centros comunitarios de aprendizaje en los distritos de Baghdad, AlMuthanna y Dyala.

“El analfabetismo es uno de los problemas más importantes que afrontan el gobierno de Irak y sus asociados, en la tarea de garantizar el proceso de reformas en todos los ámbitos de la educación”, afirma Mohamed Djelid, Director de la Oficina de la  UNESCO en Irak, y añade que “con el apoyo de la UNESCO, el gobierno de Irak ha formulado una perspectiva y una política pormenorizada para todo el país, a fin de responder a las necesidades urgentes e inmediatas de los iraquíes analfabetos”. 

Asma concluye el relato de su nueva condición de alfabetizada con una nota de optimismo, afirmando que el cambio más importante de su vida se produjo cuando aprendió a leer: “Podía saber qué hora era y usar el teléfono móvil. Llegué a ser independiente, sin tener que pedir ayuda a nadie. Podía leer las cartas, los periódicos y las revistas… Podía ejercer mis derechos en tanto que ciudadana”. Esta compilación de narraciones personales en materia de empoderamiento es un potente recordatorio, tanto de los logros alcanzados como de las tareas pendientes. Una antología similar publicada en 2009 recoge testimonios de estudiantes afganos y actualmente se está preparando otra dedicada al Sudán del Sur.

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