A través de la plataforma Change.org conocemos la historia de Nossair, un joven marroquí que estuvo viviendo durante tres años en el centro de menores “La Esperanza” de Ceuta. En enero, al cumplir los 18 años tuvo que abandonarlo.
Nossair salió de “La Esperanza”, pero la esperanza no le abandonó y volvió a cruzarse en su camino cuando conoció a una familia que, tras conocer su historia, decidió acogerlo en su hogar. Lograron empadronarlo y consiguieron que le expidieran un permiso provisional de residencia. «Nuestras vidas cambiaron para siempre», aseguran.
Pero
ahora la Administración española no renueva a Nossair su permiso. Esta decisión se fundamenta
legalmente en que no cuenta con nacionalidad española ni está legalmente adoptado.
Todo esto es cierto, así que, de entrada, no podemos negar que, cumpliendo sus
atribuciones, lo que se está haciendo es intentar controlar el cumplimiento de
las leyes (tan deshumanizadas en tantos casos). Pero quedarse solo ahí sería
muy pobre y limitado.Llas realidades pueden transformarse.
La
familia que acoge a Nossair ha ofrecido muchas soluciones, e incluso se han
ofrecido a firmar ante notario un documento que acredite que se harán cargo de
sus gastos, incluidos los de estudios, pero la respuesta ha sido negativa y
siguen decididos a expulsarle. ¿No es razonable contemplar estas posibilidades?
Con ellas se conseguiría regularizar legalmente su situación (la ley… siempre
la ley) y hacer que la esperanza de una vida, la esperanza de un futuro, no se
apagara. La documentación legal de Nossair vence el 9 de agosto, por eso su
familia española se ha lanzado a pedir firmas para soloicitar a los servicios
de Extranjería de Ceuta que atiendan sus razonamientos y encuenten una
solución. Puedes conocer más sobre esta iniciativa aquí.
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